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HASTA LAS NARICES !!!

Los Memologistas

Los Memologistas Hay ideas de derechas y de izquierdas. Ideas religiosas o laicas. Ideas de esas de mejor callarlas porque eres el único que las piensa e ideas de las que todo el mundo piensa pero todos callan. Hay ideas de todos los colores, gustos y sabores, pero algunas de ellas hoy en día parecen encajar prácticamente en el 100% de la población, tal vez porque, en cierta medida, garantizan un notable éxito social.

Una de estas ideas políticamente correctas es la del ecologismo. Hoy en día, el que no afirma que se siente ecologista, es que «No sabe / No contesta». Y, adivino, se estarán ustedes llevando las manos a la cabeza pensando: «Este PainKiller hoy se está pasando de la raya. ¡No nos va a decir que el ecologismo es malo!». Pues no se equivoquen ustedes, que soy un ciudadano más o menos normal, eso sí, casi siempre cabreado, de los que reciclan papel, plástico y vidrio, pero que alguna vez (lo digo a hurtadillas, pecado inconfesable) ha olvidado tirar las pilas al contenedor especial. Vamos, como todos.

Mi tema de protesta, denuncia y cabreo de hoy, consiste en la diferencia entre el ecologismo bien entendido y la falta de riego cerebral de algunos que se consideran ecologistas. Que a veces no es tan fácil de distinguir.

Aunque no todo el mundo vote a Los Verdes (opción perfectamente legítima) ni esté afiliado a Greenpeace (quien lo haga me parecerá correcto), creo que todos estamos de acuerdo en que la destrucción de la capa de ozono es un tema preocupante, en que el mar debe estar limpio y en que más vale reciclar que contaminar. ¿Dónde está el problema, entonces? En que las ideas ecologistas tienen mucho «tirón», pero no nos damos cuenta de que además de querer hay que saber.

Los “memologistas”, como los llamaré a partir de ahora, piensan que el hombre está destruyendo la naturaleza y que su obligación es mantener el territorio lo más «virgen» posible. No digo yo que haya que arrojar más vertidos, pero no todo lo que hace el hombre es malo categóricamente, sin encontrar término medio.

Les voy a poner un ejemplo con lo que yo más conozco, que son nuestros paisajes, de ésta piel de toro que llaman Península Ibérica. Los memologistas protegen los territorios verdes que aún nos quedan, se manifiestan en contra de la tala de árboles... Eso estaría muy bien, de no ser por que al mismo tiempo están en contra de la intervención del hombre en estas zonas verdes. Sin saber que con este criterio están condenando a la misma naturaleza que pretenden defender.

Según me he informado, los pinos, eucaliptos, y otros árboles que conforman nuestros paisajes envejecen, como todo en esta vida. Hay hojas secas que se caen. Al principio, al suelo. Más tarde, sobre las ramas más bajas del árbol que, al recibir menos luz del sol, poco a poco se van muriendo. Además están los arbustos, que en el sur de España y Portugal suelen ser de constitución seca, y en la época estival tienden a secarse aún más. Este maremagno de arbustos secos y hojas caídas es una bomba de relojería a la espera de que alguien olvide apagar bien la barbacoa. Prenderá rápidamente, y el fuego se extenderá con rapidez. Y cuando suban las llamas, alcanzarán las ramas bajas de los árboles, igualmente secas. Desastre asegurado.

Pero no nos pongamos catastrofistas. Supongamos que no hay incendios. Entonces llegará el invierno y las lluvias. La masa de ramas y hojas secas absorberán el agua de lluvia. Supongamos que llueve mucho este invierno. La humedad continuada puede lograr que las ramas de algunos árboles se pudran. Algunos revivirán en primavera, pero no todos lo lograrán.

Y para seguir sin ser catastrofista, descartaré también la posibilidad de lluvias. Supongamos que no pasa nada. Pues aún así, nos espera la catástrofe. Las hojas secas amontonadas en el suelo pueden llegar a cubrir los arbustos verdes, que ya lo tienen bastante difícil con nuestro clima. Si, además, no les llega luz y no pueden hacer la fotosíntesis, morirán. Y no sólo ellos, sino que numerosos animales que se alimentan de ellos verán notablemente reducida su población. Entre ellos los conejos y liebres, principal fuente para la dieta del lince ibérico. ¿No se suponía que los “memologistas” protegían la naturaleza?

Los ingenieros técnicos forestales hablan de la necesidad de bosquicultura, o hablando en plata, para entendernos: necesitamos una cultura de cuidado de los bosques. Porque el bosque merece ser cuidado, merece seguir viviendo; de igual forma que cuidamos nuestras plantas en el hogar quien las tenga (y tengo muchas), o de la misma forma que cuidamos nuestra mascota quien la tenga, dándola los cuidados necesarios. El bosque necesita cuidados y mimos de igual forma que un jardín se cuida y riega todos los días para que conserve su esplendor. Y nadie mejor que los técnicos forestales, personas especializadas, para dar orientaciones en política ecológica. Lástima que los “memologistas” no les dejen actuar.

¿Y ustedes qué son, ecologistas o memologistas?

6 comentarios

CAPITAN CALANDRAKA -

PacoCam, no me deja enlazarte desde tu comentario. Indicame donde leerte.

PacoCam -

¡¡De nada y para eso estamos compañero!!.

Declan Painkiller -

Gracias PacoCam... me ha gustado esta píldora que me has fabricado

CAPITAN CALANDRAKA -

Vaya vena ecologista que te a dado hoy. Bueno, y con los domingueros que hacemos?

Lian -

Tienes toda la razón, deberíamos tener mucho más cuidado con lo que hay a nuestro alrededor, luego nos quejamos de que vas al campo y está sucio, que la gente deja papeles en cualquier lado, etc etc, si todos pusiéramos un poco de nosotros el mundo estaría mucho mejor.

:)

PacoCam -

Hola, compañero cabreado, lo que me has dejado en el weblog, sobre la pastillita tuya.
copia este enlace:
http://img68.exs.cx/img68/3474/pastillanarices.jpg